En las relaciones, sean de amigo o de pareja, pasado un tiempo, aproximadamente 3 años, la vida deja caer el velo que cubría la relación en los primeros meses. A partir de entonces, descubres que esa persona con la que has compartido tanto, es bastante distinta a la que veías antes.
Aquel amigo o novio/a que parecía tan perfecto, tiene muchas cosas que no te gustan. Y aquella imagen que tenias de él, de buena persona, era sólo un espejismo.
Hay a quienes les sucede esto sin darse ni cuenta.
Y los hay, que saben que esto es lo más natural del mundo y que a partir de ese momento viene la parte más bonita y auténtica de la relación, pues es a partir de entonces, que puedes decidir aceptar al otro como es y caminar por una senda a su lado, que os ayuda a crecer como seres humanos. Tal vez el motivo de la vida sea sólo ese.
Pero claro, en una sociedad caracterizada por el consumo, también se consumen relaciones como si de un mechero se tratase. Cuando no funciona como esperaba, tiro este a la basura, y ya me busco otro.
Suelo ver esto claramente en las relaciones de pareja. Durante 2 o 3 años, el velo del enamoramiento todo lo adorna, y no es hasta que se cae, que vemos el ser que tenemos delante. Entonces nos asustamos, porque es el reflejo mismo de nosotros, alguien igual a yo, con miles de imperfecciones. Y como ya bastante trabajo tengo en mi actividad profesional, mejor dejo este esfuerzo de crecer como persona, para otro momento, me doy un paseo por el mundo, y busco otro espejismo que consumir, durante otros 3 maravillosos años.
Ahora que ya llevo 5 años con mi pareja, he podido valorar las 2 partes. La del enamoramiento y la posterior al velo. Y ambas tienen mucho encanto, especialmente destaco de la segunda, el trato con el ser humano. En la primera fase con quien tratas y a quien ves solo es un espejismo. En la segunda fase te encuentras con un montón de hechos y características, con las que construir algo diferente, una relación que sólo aquellos que se han inmerso en ella, conocen su sabor.
Explicar lo que se experimenta, a alguien que no lo ha vivido, de poco sirve . Es como intentar comunicar la sensación que se tiene subido a una tabla de surf sobre una inmensa ola. Tienes que vivirlo para entenderlo y valorarlo.
Y por supuesto, si una de las 2 partes decide no recorrer el camino que hay después del velo, la situación es más difícil para la otra, pero para tareas faciles, ya tienes ver la tele o cobrar el paro.