Te sedujo. Fue en la infancia. Y continuas con él. Se llama miedo.
Los que te querían, te contaron que te ayudaría. Pero te perjudica. Con ellos hace lo mismo, pero tampoco lo saben.
Cuando piensas, te suele acompañar, y cuando actuas te influye en las decisiones que tomas.
Y a pesar de que te aleja de lo que quieres y te acerca a lo que temes, continuas casado con él.
Toma conciencia. Empieza a observarlo. Suele acompañarte. En más momentos de los que crees. Míralo. Aparece a menudo y no sueles verlo. Se esconde. Y cuando menos lo ves más te influye.
Otras veces, aunque ves claramente que te acompaña, lo rechazas, y eso lo intensifica.
Diferencia la precaución del miedo. El sentimiento que acompaña al último es desagradable.
No dejes que el miedo conduzca tu vida, pues en lo que te enfocas, eso atraes, y de acuerdo a lo que sientes, eso obtienes.